No pasa el día en que algún político, miembro del Gobierno, ministro, miembro de la Casa Real o del Príncipe, autoridad, nos hable de la "Marca España". La tenemos hasta en la sopa.
Lo primero que cabe preguntarse es qué diantre es eso de la "Marca España". Si vemos su página web comprobamos que es algo así como la marca comercial del Reino, cuyo producto es el propio país; es decir, el territorio, su historia, cultura, deporte, gastronomía, idioma (el castellano, pasando de puntillas por el resto de las lenguas cooficiales del Estado), su pueblo, etcétera. "Marca España somos todos"; es una "política de Estado", para "mejorar la imagen de nuestro país" (dice la web).
No tenemos que avanzar mucho para leer: "En la presente coyuntura de crisis, el planteamiento de la Marca debe primar los términos económicos". Fuera adornos y barroquismos, fuera los valores éticos y sociales, fuera la dignidad humana. Sin duda que este producto mercantil es sumamente estratégico, y va a contribuir eficazmente a la salida de la depresión económica y social en la que nos han metido. Va a dar trabajo a los seis millones de desempleados. Va a dar de comer a las miles de familias que pasan hambre. Va a dar cobijo a los miles de desahuciados y desheredados.
La siguiente pregunta es porqué ningún otro país ha descubierto antes esta piedra filosofal. El producto secreto, de valor incalculable, que ninguna otra nación ha conseguido descifrar. ¿Se dan cuenta? No existe la "Marca Francia"; la "Marca Alemania"; la "Marca Reino Unido"; la "Marca USA". Pese a la brutal bajada presupuestaria en investigación (I+D+i), y la fuga de cerebros y de jóvenes investigadores y titulados universitarios, el genio hispano ha sabido triunfar, una vez más, con dinero de mentira. Además del fútbol y el "bien cultural" de las salvajes corridas de toros, hemos sido capaces de ser los primeros en algo, los líderes absolutos; los serios rivales de las potencias económicas, y de las grandes marcas internacionales.
Es intolerable que manchemos la Marca España con las continuas denuncias de la corrupción política, económica y financiera. La implicación de la privilegiada, genética y subvencionada monarquía en los trapicheos multimillonarios, con el dinero público, del duque consorte "Em-Palma-do". Los recortes en educación, sanidad, farmacia, cultura, deporte (no en el balompié de las estrellas), justicia, servicios sociales, función pública. La privatización de la sanidad pública. El rescate de los bancos; los mismos bancos y banqueros que niegan la ayuda, el pan y la sal, que desahucian y desprecian la vida (literalmente) a ciudadanos que también han pagado su descomunal rescate; todo ello con la connivencia gubernamental y política. Los miles de arbitrarios indultos a delincuentes económicos, políticos, altos directivos y ejecutivos, empresarios, banqueros, policías torturadores. La amnistía fiscal, de la que se benefician los grandes ladrones y defraudadores que nos chupan la sangre. Los sobres anónimos libres de impuestos y cotización; los miles de millones de euros de patrióticas cuentas en paraísos fiscales.
Dejemos de mancillar la Marca España. Si seguimos así no habrá forma de sacarla del pozo de porquería en el que se encuentra. Ni los mismos que la han creado podrán quitar de encima las toneladas de mierda que le echan cada día. Los ciudadanos ya no podemos soportar el hedor.
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