lunes, 20 de mayo de 2013

Breve historia de la indecencia bancaria: de Conde a Blesa

Del banquero expresidente de Banesto, Mario Conde, se decía que no caía bien a los grandes banqueros de los clanes familiares "de toda la vida" (entre ellos Botín y su imperio del Banco Santander, que más tarde pasaría a controlar Banesto). Nunca aceptaron como "de los suyos" al joven y brillante abogado del Estado que jugaba a banquero. Conde pasó de imagen de hombre de éxito en las finanzas y ejemplo en las elitistas escuelas de negocios en los años ochenta, a ser condenado a veinte años de prisión (de los que cumplió apenas cinco) en los noventa, por los delitos de estafa y apropiación indebida.

No sabíamos de ningún otro banquero dando con sus huesos en la cárcel, hasta el jueves pasado, cuando conocíamos la noticia del ingreso en la prisión de Soto del Real del expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa. Una noticia sin duda excepcional en España, el hecho de que un (ex)poderoso duerma en la cárcel. Blesa ha pasado una sola noche en prisión, de la cual ha salido tras depositar los 2,5 millones de euros de fianza. Cantidad no excesiva, teniendo en cuenta que cobró 12,4 millones de euros entre los años 2007 y 2010 (año éste en que fue sustituido, en enero, por Rodrigo de Rato, acabando sus dos mandatos por un total de doce años); y considerando que percibió esa misma cantidad (2,5 millones de euros) de indemnización. El auto de prisión provisional dictado por el juez habla de delito societario, falsedad en documento público y apropiación indebida; en relación a la compra en 2008 —habiendo ya estallado la bomba de las hipotecas basura norteamericanas, 'subprime'— del City National Bank de Florida (CNBF). Banco adquirido por más de un millón de dólares, siendo su valor real de la mitad.

Por lo que se ve el inspector tributario colocado de banquero era muy proclive a las aventuras americanas, poniendo en riesgo el dinero de los depositantes de la caja de ahorros madrileña. Además del banco californiano, compró el banco mexicano Hipotecaria Su Casita (HSC, por una cantidad total de 332 millones de euros); en quiebra y proceso de liquidación. Y no se olvidó de Cuba, con sus correspondientes apartamentos para retiros y alojamientos, con la Corporación Financiera Habana (CFH).

Blesa también está imputado por un crédito fraudulento que Caja Madrid concedió a las empresas del expresidente de la CEOE, exconsejero de Caja Madrid, y vecino de prisión (por una noche), Gerardo Díaz Ferrán —el de "hay que trabajar más y ganar menos"— y el fallecido Gonzalo Pascual. Crédito renovado en la calamitosa era de De Rato. Y también se denuncian créditos importantes a consejeros, incluido el propio expresidente de Caja Madrid, saltándose la normativa vigente.

Blesa, como Conde, también tuvo sus gloriosos y muy bien pagados años; en su caso los noventa. José María Aznar, el que fuera flamante presidente de Gobierno "popular", colocó a dos de sus compañeros de clase. Uno era Blesa (compañero inspector de Hacienda), destinado a la caja de ahorros madrileña. Y el otro Juan Villalonga (compañero de colegio), al que le tocó la dirección ejecutiva de Telefónica. Ambos han resultado ser dos joyas.

¿Qué hacían los órganos de gobierno de Caja Madrid? ¿Qué hacía el Banco de España? ¿Qué hacía la Consejería de Economía de la Comunidad de Madrid? —con Beteta a la cabeza, el de "se acabaron los cafelitos"—. ¿Qué hacía la CNMV? ¿Qué hacían los órganos ejecutivos de quienes auparon al cargo al presidente: PP, IU, CCOO? ¿Y el resto de políticos y sindicalistas que le respaldaron después, para mantener la poltrona? Debe ser que la vaca financiera estaba muy gorda, y no les importaba lo más mínimo que la ordeñaran más de la cuenta. Al fin y al cabo, las multimillonarias pérdidas las hemos terminado pagando, con miles de millones de euros públicos, todos los ciudadanos.

Ya que aún esperamos las auditorías internas y externas del Partido Popular, estaría bien que algunos actores de las liquidadas cajas de ahorros se dejaran auditar. Así todos podríamos comprobar cómo ingresaban los emolumentos percibidos por la pertenencia y asistencia a los órganos de gobierno (comisiones, consejos, asambleas...), incluidas las empresas del grupo, a los partidos o sindicatos que les daban soporte, o a una ONG o colectivo necesitado (por ejemplo). Y cómo donaban también los caros regalos tecnológicos (y de otro tipo) que recibían por la asistencia a las asambleas (o firmar e irse sin asistir). O cómo, en la campaña anual de la renta (IRPF), comprobaban que lo entregado era correcto en términos netos; es decir: no les había originado ningún ingreso (en cuyo caso abonaban la diferencia), ni ningún gasto adicional. O renunciaban a las vacaciones "de trabajo" en el Caribe.

¿Qué tienen que decir todos estos sujetos, con cargos de más o menos responsabilidad, que le reían las gracias a Blesa? Que apoyaban unánimemente sus megalómanos caprichos. Que posaban orgullosos en las concentraciones y reuniones en la sierra madrileña —de trabajo, no sean mal pensados— con el presidente que les mantenía e incrementaba el poder y las prebendas. No sorprende, por tanto, escuchar las voces de simpatía que se han hecho públicas, provenientes de la federación financiera del sindicato más representativo de la entidad.

El Banco de España, con MAFO como gobernador, toleró una alta concentración de sinvergüenzas en Bankia —y en otras cajas y bancos de cajas—, sin importarle nada cabar la tumba de Caja Madrid. No hay más que leer las pensiones millonarias blindadas por los directivos de Caja Segovia (exdirectores generales Manuel Escribano y Miguel Ángel Sánchez). O los inmensos agujeros levantinos rellenos de hormigón del expresidente de Bancaja y del Banco de Valencia, y exvicepresidente de Bankia, José Luis Olivas; a unir a los dispendios madrileños del oso verde.

Con la "desimputación" de la infanta Cristina de Borbón los españoles hemos comprobado que la frase del Rey "la Justicia es igual para todos" iba dirigida a todos los ajenos a su familia Real y la Corona. El uso de uno de los "padres" de la Constitución española, Miquel Roca, unido al equipo del fiscal y del abogado del Estado (actuando como abogados defensores de la Infanta) ha creado escuela. Ahora los jueces instructores preguntan a los fiscales si deben seguir investigando. De hecho, el fiscal del caso "Blesa" quiere archivar la causa (desde el principio de la misma).

En este caso también podemos decir que el Banco de España tampoco es "igual para todos". Al ex consejero delegado del Banco Santander, Alfredo Sáenz, la entidad gobernada por Luis Linde le chivó que iba a destituirle, para que así dimitiera "dignamente", con su pensión de 88 millones de euros. Qué asco de país.

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