Publica D. Luis María Anson en el diario El Mundo de fecha 22 de julio (Otras voces, Las cartas boca arriba; p. 18) una carta titulada "Crece el rechazo popular a los abusos de los sindicatos", dirigida a Cándido Méndez y a Ignacio Fernández Toxo.
Contiene dicha carta elementos ideológicos que simbolizan el ideario socio-laboral de las derechas españolas. Ideario que está siendo ejecutado, a pies juntillas, con la excusa del designio de "los mercados".
El título es muy elocuente. Sin leer el contenido, podríamos suponer que se refiere a otro país. En los últimos tiempos no recuerdo que miles de personas hayan protestado en las calles en contra de los sindicatos. Sí que recuerdo, el pasado día 19, a miles de ciudadanos (de todo signo político-ideológico) clamar contra las últimas amputaciones de derechos sociales perpetradas por el gobierno del Partido Popular.
Los liberados no son impuestos por los sindicatos, D. Luis María. Existe una figura, legal y democrática, denominada negociación colectiva. Y es mediante esa figura —herida de muerte, por cierto, en la reforma laboral— por la que pueden incrementarse los porcentajes de representación de los trabajadores que marca la Ley —mínimo de derecho necesario—. Cuando un acuerdo es firmado por dos partes, en este caso la social y la patronal, son dos los que refrendan lo acordado.
La representación de los trabajadores no consiste en "hacer rayas en el agua". Se trata de la interlocución socio-laboral; de la defensa de los derechos laborales; de la prevención de riesgos laborales; etc. El tiempo de representación de los trabajadores lo es de trabajo, a todos los efectos, incluido el retributivo.
Están muy bien, ilustre académico del sillón "ñ" minúscula de la RAE, los deseos de información exhaustiva que usted plasma: sueldos; subvenciones; empleados y colaboradores; edificios y sedes sociales; empresas y "camelancias". Así como el sometimiento al control del Tribunal de Cuentas.
Yo también quiero lo mismo para las organizaciones patronales y sus cúpulas. La estatal CEOE y todas sus territoriales. No conozco ningún exsecretario general sindical imputado y condenado por la justicia; y sí a un expresidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán.
Supongo que lo de la autofinanciación con las cuotas de los afiliados también lo quiere, Sr. Anson Oliart, por ejemplo para los partidos políticos.
En el desequilibrio nato de la relación laboral en la parte más débil, el trabajador, me da más miedo el poder absoluto otorgado por la retrógrada reforma laboral (redactada codo con codo con las grandes patronales) a la parte más fuerte, el empleador.
No me creo su final de discurso, con la boca pequeña, con aquello de que los sindicatos son imprescindibles; y lo de "embridarlos" que no suprimirlos. Lo que ustedes quieren es eliminar un obstáculo; domesticarlos, destruirlos; para así afianzar y garantizar el cercenamiento de décadas de derechos socio-laborales.
Estoy de acuerdo en que parte del desprestigio del sindicalismo más representativo (que contamina al resto) pasa por los privilegios de sus cúpulas. Pero este hecho no puede condenar a toda la militancia de base; a todos los representantes de los trabajadores que trabajan honrada y silenciosamente cada día (muchas veces en situaciones de presión y chantaje patronales).
Crece el rechazo popular a los abusos: gubernamentales; de las grandes patronales; de la gran banca y los grandes banqueros; de los grandes especuladores y defraudadores; de Bruselas; de Berlín; de Washington; del Banco Central Europeo; del Fondo Monetario Internacional; ...
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