Realicemos un vuelo de reconocimiento por las cifras de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) del Reino de España, para el año 2013.
16.660 millones de euros de déficit por pérdidas en ayudas a entidades financieras. Subida de la deuda pública un 90%, al computar parte del rescate europeo al sector.
Reducción del gasto en prestaciones por desempleo en un 6,3% (quedando en 26.696 millones de euros). Eliminación de las ayudas a los trabajadores con suspensión temporal del contrato o reducción de jornada, en los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE). Bajada de la partida para políticas activas de empleo (ayudas a los parados para encontrar trabajo) en un 34,6% (quedando en 3.771 millones de euros). Previsión desconocida para el Gobierno del déficit de la Seguridad Social.
1.944 millones de euros para Educación, 326 millones menos.
Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad: el 28% de incremento teórico queda en un decremento real del 22%, restando las aportaciones pendientes a la Seguridad Social o el dinero comprometido de años anteriores.
Cooperación (Exteriores): 519 millones de euros de ayuda a terceros países (23,5% menos). 270 millones para la Agencia Española de Cooperación Internacional (30% menos).
Servicios Sociales (Ayuntamientos): 30 millones de euros (40% menos).
Vacíos y silencios preocupantes respecto a la compensación de la pérdida de poder adquisitivo de los pensionistas (diferencial de IPC), colectivo que está dando de comer, en muchos casos, a hijos y nietos; y al mantenimiento del programa de ayuda (los cuatrocientos euros) a los desempleados de larga duración.
Nuevo golpe para los ciudadanos de Balears, consentido por el chico de los recados de Rajoy, el president José Ramón Bauzá. La inversión en Balears cae un 45%. Pasando de los 143,25 millones de euros (1,1% sobre el total regional) a los 78,72 millones de euros (0,7% sobre el total regional). El hecho es más sangrante teniendo en cuenta la solidaridad fiscal de las Illes Balears: considerando las aportaciones al fondo de garantía y al fondo de suficiencia, los 811 millones de euros que aportan Les Illes la colocan, en valores absolutos, como la segunda autonomía; siendo la primera en cifras relativas (729,48 euros por cada ciudadano balear). La pantomima de las protestas iniciales del "barón del PP" —el farmacéutico titular presuntamente compatible con el cargo de president—, se acallaron rápidamente con la voz de su amo Rajoy.
Hay una amenaza clara de topar (recortar) las ayudas a los billetes de transporte (aéreo y marítimo). El PP balear también ha dicho estar preocupado. Viendo cómo les tratan sus colegas de Madrid, nos tememos que lo del recorte hay que darlo por hecho. No son capaces de hacer ver al Gobierno central "amigo" las elevadas cargas de residir en una isla —más allá de las típicas vacaciones de verano—. El Gobierno del archipiélago canario consigue mejores resultados (aun reconociendo que están más alejados geográficamente); ¿por qué será?
Para continuar con la tradición, nos encontramos con que los "recortes" menores son para el Ministerio de Defensa, que contará con 5.937 millones de euros (un 6% menos); Ministerio de Interior, 7.903,48 millones de euros (5,4% menos); y la Casa Real, que alcanzará una dotación de 7,93 millones de euros (reducción del 4%).
Nos da lo mismo que estos presupuestos generales del Estado sean bendecidos o no por Bruselas, por los "mercados", por el Banco Central Europeo, por el Fondo Monetario Internacional, por la banca (incluyendo la alemana y la francesa), o por el "sursum corda". Nos importa poco que no se los crea el Gobierno y su presidente, ni el Ministerio de Hacienda o el de Economía, ni los propios Montoro o De Guindos. No se los cree nadie dentro y fuera del país.
Son unos presupuestos contra los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Contra los asalariados; los desempleados; los dependientes; los enfermos; los estudiantes; la función y los servicios públicos. Es más sufrimiento sobre los que ya están sufriendo: los mismos de siempre.
Unas cuentas públicas para ahondar más en la gran depresión en la que nos han enterrado los especuladores; la gran banca; los poderes económicos y financieros.
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